Los Drones se han convertido en aliados de las petroleras porque son una forma barata y eficiente de realizar las tareas más complicadas y peligrosas. Esta tecnología ayuda a detectar problemas antes de que sea demasiado tarde generando un importante ahorro de costes a las compañías y eliminando riesgos para los empleados
Hoy más que nunca, la información se ha convertido en un importante aliado para la humanidad que no sólo proporciona poder, sino que también facilita determinadas labores, ahorra costes y evita riesgos. Estas son, precisamente, las tres principales ventajas que los aviones no tripulados (o drones) ofrecen a las empresas que los utilizan. En especial, a las empresas dedicadas a la exploración y producción petrolera.
Tanto es así que una de las primeras aplicaciones a nivel industrial que han tenido los vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) ha sido en el sector de los hidrocarburos. Cada vez más compañías energéticas utilizan esta tecnología a la hora de realizar los trabajos más complejos ahorrando tiempo, dinero y evitando riesgos a sus empleados.
Los drones entraron en la industria petrolera en el año 2006, cuando la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos dio a la británica BP el primer permiso para utilizarlos en sus campos petroleros de Alaska. Se trata de una zona donde la presencia humana es muy escasa y gran parte de las infraestructuras discurren sin apenas control. Gracias a los aviones no tripulados, la compañía puede ahora obtener información (fotografías, imágenes en 3D, mediciones volumétricas y análisis topográficos) que permiten prevenir las averías de forma más barata y eficiente que los métodos empleados tradicionalmente.
Métodos de control más rápidos
Para BP esta tecnología está siendo muy valiosa debido a que las condiciones climatológicas de la región (inundaciones, temperaturas bajo cero y hielo) alteran la topografía y dificultan considerablemente los métodos de control. “Un drone tarda 30 minutos en comprobar una sección de tres kilómetros de tubería. Un ser humano tardaría hasta siete días en hacerlo”, señalan desde la compañía.
Además de BP, muchas otras compañías de la industria han comenzado a usar estos aparatos para las tareas más costosas y complicadas, especialmente desde que la FAA flexibilizó su postura con respecto al vuelo de aviones no tripulados en el espacio aéreo estadounidense a principios de 2015.
ExxonMobil, Shell, Apache, BG Group o Statoil se sirven de robots aéreos para examinar refinerías y plataformas en mar abierto. También Repsol ha comenzado a usar estos aparatos en fase de pruebas para revisar algunas de sus instalaciones.
¿Cómo funciona un drone?
Los UAVs se sirven de una tecnología muy sofisticada, por eso son clasificados como aeronaves. Se trata de vehículos pequeños y ligeros compuestos principalmente de fibra de carbono, cuya principal innovación reside en el kit de fotografías y vídeo en alta resolución que son capaces de conseguir. Algunas versiones incorporan también sensores remotos que recogen imágenes en 3D.
Aunque cada vez más drones son capaces de volar con cierto nivel de autonomía, la mayoría de estos aparatos funcionan a través de las órdenes que un operador transmite desde un control remoto de gran alcance, mientras un ingeniero se encarga de operar las cámaras de a bordo
Asimismo, existen otros vehículos aéreos no tripulados controlados por radio que, aunque tienen un alcance menor, son muy adecuados para el control de estructuras verticales, tales como antorchas, torres de refrigeración o líneas eléctricas. A través de un dispositivo GPS y marcando las posiciones de localización por satélite, el robot seguirá al pie de la letra el camino dibujado por el controlador, que irá aumentando y disminuyendo la aceleración y la altitud desde un ordenador en función de las necesidades.
La demanda de uso entre las energéticas ha hecho que aparezcan empresas especializadas en la fabricación de drones para este sector. Aseguran que esta tecnología permite detectar los problemas antes de que sea demasiado tarde, generando un importante ahorro de costes para las compañías, que pueden inspeccionar determinados elementos sin necesidad de parar la actividad en la planta.
Los aviones no tripulados creados por estas empresas sobrevuelan las instalaciones y recogen información detallada que permite detectar cualquier anomalía. “Los datos obtenidos ayudan a nuestros clientes a planificar los trabajos de mantenimiento, organizar el recambio de piezas y gestionar el personal de forma más eficiente. Un buen ejemplo de ello es el trabajo realizado recientemente en un plataforma de producción en el Mar del Norte, en el Reino Unido. Nuestro equipo revisó 12 zonas diferentes en 14 días. A través de los métodos tradicionales el cliente habría tardado 700 días en realizar estas tareas”, afirma Chris Blackford, cofundador de Sky Futures, empresa especializada en la fabricación de drones para la industria petrolera. “En las inspecciones rutinarias nuestro personal suele tardar cinco días en realizar un trabajo que a los técnicos les llevaría cerca de ocho semanas”, añade.
Más aplicaciones en la industria
Según un estudio de la asociación Unmanned Vehicle Systems International (AUVSI), la integración de los aviones no tripulados en el espacio aéreo comercial conllevará un impacto económico de casi 14.000 millones de dólares entre 2015 y 2018 y tendrá potencial para crear más de 100.000 nuevos puestos de trabajo. Los cálculos de la Federación Internacional de Robótica señalan que el gasto mundial en este ámbito entre 2015 y 2025 superará los 30.000 millones de dólares (ver gráfico 2). El sector industrial será uno de los que registre un mayor incremento, con un ratio de crecimiento anual del 12,3 por ciento. De hecho, se prevé que dentro de 10 años 1,2 millones de robots sean utilizados para tareas relacionadas con la industria. No es de extrañar en el caso del sector energético donde los métodos de topografía, detección y localización de fugas solían ser ineficientes y costosos.
Así, los drones se han convertido en una solución eficaz y segura a la hora de realizar este tipo de tareas. Permiten obtener imágenes detalladas de las cabezas de antorcha, una zona especialmente crítica para la inspección humana, eliminando el riesgo para los empleados y sin necesidad de parar la producción de la planta. “Las inspecciones de antorcha se han convertido en un servicio muy demandado porque puede generar ahorros de hasta 4.000 dólares”, recalca Blackford.
Los UAVs también son la opción más económica para revisar los miles de kilómetros de tuberías que transportan petróleo y gas en todo el mundo. Estas infraestructuras deben ser constantemente monitoreadas para registrar posibles fugas que pueden dar lugar a incendios y explosiones. De hecho, la petrolera nacional de Nigeria ha anunciado que desplegará aviones no tripulados para proteger de los robo a los oleoductos que recorren las zonas desérticas del país. Según la compañía, los ataques a los ductos para robar crudo son los culpables de la mayoría de los derrames que se producen en esas zonas.
Pero si el derrame no puede evitarse, los drones también ayudan a cuantificar sus consecuencias, ya que tienen capacidad para detectar las zonas en las que se ha extendido el crudo, la rapidez con la que se mueve en el agua o las áreas específicas que lo han recibido. Esta información puede ser determinante a la hora de gestionar el protocolo de actuación para mitigar los daños.
Más seguridad para los empleados
Sin embargo, una de las principales ventajas que ofrecen estas aeronaves es en el ámbito de la seguridad de los empleados. Hasta hace poco, los trabajadores arriesgaban su vida al subir hasta las torres de refrigeración, inspeccionar las plataformas offshore o revisar el estado de las antorchas. Ahora, un avión no tripulado puede realizar todas estas tareas sin necesidad de exponer a los ténicos. “No podemos sustituir por completo a los técnicos, todavía se necesita su intervención en las tareas de recambio y reparación, pero podemos reducir notablemente su exposición durante la primera inspección”, señala el cofundador de Sky Futures.
Más allá de las petroleras, otras empresas energéticas están utilizando esta tecnología para sus tareas cotidianas. Iberdrola y Endesa han incorporado recientemente UAVs para revisar su red eléctrica. Los aparatos están equipados con cámaras de alta resolución que permiten captar imágenes de las líneas en puntos de difícil acceso favoreciendo los trabajos de vigilancia de tendidos. “La utilización de los drones permite agilizar las inspecciones, ya que, al evitar el trabajo de los técnicos sobre la red, no se tiene que cortar el suministro. Además, mejora la calidad y continuidad del servicio al mismo tiempo que ofrece mayor seguridad a los trabajadores que realizan las inspecciones”, afirma Endesa.
Usos futuros
Aunque la mayoría de los trabajos realizados por UAVs en la industria petrolera se han centrado en la monitorización de tuberías, la inspección de infraestructuras y la cartografía geológica, existen oportunidades muy atractivas para recoger otro tipo de datos. El uso de esta tecnología para realizar tareas logísticas y de transporte, especialmente en zonas de riesgo como Alaska, selvas, o que atraviesan territorios conflictivos, ya se está convirtiendo una de las tendencias más claras del sector. También se está investigando el potencial de los drones en el interior de recipientes y tanques así como en tareas de levantamiento topográfico.
Fuente: energia16.com
Autor: Ines Oria